miércoles, febrero 15, 2006

Catorce de febrero
a C.

Hoy es catorce de febrero, acabo de bajarme de una combi y el cobrador ha dicho que soy un monse. Yo no lo escuché, pero Pupo, que se bajó detrás de mí, dice que el cobrador me dijo eso. Yo le pregunto que por qué el cobrador habría dicho algo así de mí, y él dice que tampoco lo entiende, que tal vez escuchó mal.
Regresamos del Blockbuster. Hemos alquilado “Irreversible”, una película se supone violenta, y “El maquinista”, una película donde actúa Christian Bale. Hoy es catorce de febrero pero la máxima aspiración que teníamos de conseguir chicas era la chica del Blockbuster. Pupo se hizo del “alquiler ilimitado” (un alquiler en el que pagas cuarenta y cinco soles por ver todas las películas que quieras ver por un mes) por ella. Así que ya sabemos cual es el motivo real de que Pupo venga todos los días.
Pupo hoy día devuelve “Réquiem por un sueño” y “Perdidos en Tokio” (la primera la había visto hace tiempo, con la segunda pasó que se quedó dormido sin terminar de verla) que desliza por el buzón donde se devuelven las películas y entra muy orgulloso. Pupo es delgado, tiene una nariz prominente, un polo viejo, muy viejo, del Che Guevara, negro, un short ridículo con sus zapatos y medias gruesas en pleno verano, y en la mano lleva un polo de mangas largas. Yo, en cambio, tengo el pelo despeinado, barba de varias semanas, llevo básicamente lo que uso para dormir: un short azul y un polo blanco con un dibujo extraño de un cantante de jazz.
Pupo coge las películas sin preguntarme qué me provoca ver, y luego habla con la chica del Blockbuster. Ambos sonríen y la chica pasa las películas por un aparato láser, les saca un plástico amarillo, las mete en una bolsa y se las da. Luego voy a su encuentro y la chica (realmente bonita, delgada y de pelo castaño) se sonríe.
En la calle le preguntó a Pupo que qué pasó, y veo que Pupo está realmente destrozado. Dice que le preguntó “espontáneamente” qué planes tenía para hoy, porque hoy es catorce de febrero, y la chica del Blockbuster, sin vacilar, le respondió que iba a salir con su enamorado y lo señaló. El tipo tenía lentes y trabajaba en Blockbuster con ella.
Yo pienso entonces que Pupo ha hecho el ridículo estos últimos meses, que de nada sirve hacerse del “alquiler ilimitado” para salir con una chica, que lo mejor que puedes hacer con un “alquiler ilimitado” es alquiler un montón de películas durante el verano.
En el micro yo sólo puedo pensar en C., en lo triste que va a ser mi vida sin C., va a ser demasiado triste sin ella. Hace tiempo que salimos, desde el otoño del año pasado, y la mayor parte la pasamos abrazados, muy juntos, y parecía que nada nos iba a poder separar.
Hoy día fui a ver a C., después de pasar un tiempo sin verla, para darle unos aretes de plata en forma de elefantes (eran unos aretes muy bonitos, sin importar que tuvieran forma de elefantes) que le había comprado porque hoy es catorce de febrero, y C. me recibió con una cara que daba pena. Me dijo que los aretes estaban lindos, aunque fueran de elefantes, pero que ya no me podía ver más. Yo le pregunté que por qué. Y ella me dijo que podría darme sesenta y nueve razones válidas, que las había apuntado en un papel. No pude ni mirar.
Entonces fui a buscar a Pupo, ni único amigo, mi compañero fiel. Y aquí estamos, bajando del micro donde un cobrador ha dicho que soy monse. Y yo sin saber qué es exactamente ser monse. Se lo pregunto a Pupo, mientras caminamos por el parque lleno de árboles, antes de llegar a su casa.
- ¿Un monse? -Pupo se lo piensa un rato-. Creo que ser monse es ser monserga…
En la casa de Pupo abrimos las galletas y la gaseosa que hemos comprado. Vemos diez minutos de “El maquinista”, suficientes para sentirnos orgullosos de nuestros kilos de más, y luego hora y media de “Irreversible”. La escena de la pelea, el brazo roto y la cabeza reventada, hacen que Pupo y yo nos pongamos de pie. Con la escena de la violación a Mónica Belluci, Pupo y yo nos ponemos al palo.
Antes de irme, le cuento a Pupo lo de C., que hemos terminado y todo. Pupo me dice que las rupturas son como un cambio de planes. Después de un plan A, siempre debe haber un plan B. El plan B. debe ser más inmediato y más práctico que el plan A. Pupo me pregunta por la chica con la que me acosté hace tiempo.
- Ésa con la que apenas hablaste -Pupo se ríe-. Parece mentira, pero ya es tarde.
Camino a mi casa no puedo dejar de pensar en lo que me ha dicho Pupo. Eso del plan A y el plan B. Me pregunto cuál será su plan B después de lo de la chica del Blockbuster. Lo que más pena me da es que Pupo no sabe nada. Pupo está peor que yo, y en parte se lo debe a su filosofía de plan A y plan B. Lo peor de todo es que yo tampoco sé nada. Con las justas logro abrir la puerta de mi casa, meterme en mi cuarto, buscar el teléfono de B. y decirle: hoy es catorce de febrero, acabo de bajarme de una combi y…
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